(continúa)
Y al inclinarse la camiseta se le subió, y él desde atrás vio su conchita y su culito. El sanitario se calentó y le dijo.
-Ya mismo la dejo contenta
Ella sonrió primero, y luego se sorprendió, ya que el hombre la tomó de las nalgas y la atrajo hacia sí. Rápidamente se desabrochó el pantalón y sintió su pija caliente contra su conchita. La sorpresa fue mucha, pero la alegría también. El tipo estaba fuerte y ella con ganas. En efecto, se estaba pajeando sólo unos instantes antes de que sonase la puerta.
El comenzó a cojerla y ella a moverse para que se la metiese más y más adentro.
Sentí como las duras manos de él se metían bajo su camiseta, y se la subían, tocando su espalda.
Ella terminó de desnudarse, y al hacerlo se le salió la pija de dentro, así que aprovechó y se arrodilló frente a la pija de él. La tomó con una mano y se la puso en la boca, comenzando a chupársela.
Él tenía los pantalones bajos y se quitó la camisa, tomando la cabeza de ella para que se la tragase bien entera. Ella seguía chupando, y le acariciaba los huevos con una mano, mientras la otra se aferraba a una pierna suya.
Entonces la levantó y la puso sobre la mesa, boca abajo, las piernas separadas. Le escupió el culo y con un dedo se lo mojó. Y de inmediato le metió la pija dentro.
-Ay sí, cómo me gusta que me partas el culo
Así le decía ella mientras él le tiraba del pelo y le daba palmadas en las nalgas. Ella se agarraba con las manos de la mesa y estaba chorreando del placer.
Entonces tocaron nuevamente a la puerta.
- Ya voy - dijo ella
Y para sorpresa del sanitario, se puso en pié como si nada y avanzó a la puerta. La entreabrió y mostrando sólo su rostro preguntó "¿Si?"
Y del otro lado se oyó una voz que decía: "Soy la vecina nueva del apartamento 502. ¿Podrías prestarme algo de manteca?"
-Claro le contestó
Y se alejó de la puerta para ir pronta a la heladera a buscar el lácteo elemento. Pero mientras lo hacía, soltó la puerta, que se abrió mostrándole a la vecina el sanitario erecto, quiero decir, la pija con sanitario, bueno, algo así pensó ella, que caminó adentro, cerrando la puerta a la distraída y arrodillándose ante él también.
De un arranque se arrancó la blusa y puso su pija entre sus tetas y comenzó a cojerlo con ellas.
-¿Qué hace vecina?
-Hay discúlpeme, pero no puedo contenerme. Soy ninfómana.
-No se preocupe, yo también. ¿Compartimos?
Y ambas sonrieron.
Mientras la vecina seguía amasándole la pija con las tetas, la dueña de caso comenzó a lamerle las nalgas y luego a chuparle el culo al sanitario. Y si bien ella no lo sabía, a él le encantaba tal cosa.
Luego él decidió que quería ver cómo esta mina le chupaba el pedazo, así que se lo metió de una en la boca, y ella ni corta ni perezosa se dedicó a él.
Mientras ésto ocurría, la dueña de casa se fue poniendo detrás de la vecina ahora, y comenzó a enmantecarle el culo. Una vez que lo hizo, enmantecó una zanahoria bien grande, y comenzó a cojerla con el vegetal mencionado. Como el mismo era muy grande - cosa que ya dije - sobresalía un tanto. Pero por cierto la dueña de casa, como buen ama de casa, sobrellevó el inconveniente encajándose esa parte en su concha, que estaba, de más está decirlo, empapadísima.
Y volvieron a tocar a la puerta.
La dueña de caso hubo una vez más de abandonar el placer por el deber, mientras su vecina se trepaba sobre el sanitario que agarrándola de la cola se la cojía de parado. Esta vez sin abrir la puerta preguntó "¿Quién es?". Y le contestaron "Vengo a traer la pizza".
Así que no tuvo más remedio que abrir la puerta para recibir la pizza y pagar.
Y el repartidor entonces vio cómo la vecina se zarandeaba agarrada del sanitario y cómo la dueña de casa desnuda le sonreía tomando la pizza.
(sigue)