Nosotros nos calentábamos con eso, nos imaginábamos que eso se llevaba a cabo, metíamos personas conocidas, famosas en nuestros juegos. Nos decíamos con quien íbamos a coger esta noche y cosas por el estilo. Pero esto era siempre de a dos. Después de un tiempo comenzamos a pensar en poder llevar a cabo una, de hacerla realidad, pero siempre terminaba ahí. En realidad era yo la que me animaba y era él al que le daba miedo, me exitaba por demás la situación . Llegue a pensar en hacer un encuentro de un trio con alguna chica, para ver la reacción que ambos teníamos, para después, en caso positivo, sí poder hacer un encuentro o con un chico o con una pareja. Él al principio no estaba de acuerdo pero después de charlar aceptó la propuesta con la condición de que si salía algo mal, el encuentro con una pareja o chico se suspendía. Ya que estaba todo claro, surgió el tema de a quien decirle. No es fácil encontrar a alguna amiga que se preste al juego, mas sabiendo que si entre ellos pegaban onda, podría ser al final contraproducente, además, mis amigas no eran del gusto de él y también estaban casadas. Le dije que tal vez una prostituta seria lo mejor, ninguno la conocería de antes, saben de que se trata, y como tienen experiencia, también me iniciarían a mi. Además, todo quedaba encerrado en 4 paredes y de eso solo sabríamos nosotros dos y ella, sin ningún tercero conocido en el medio. Decidimos entonces consultar en las muchas paginas de escort que hay en buenos aires para encontrar alguna del agrado de ambos. Yo soy rubia, pelo hasta la cintura, relativamente flaca, no soy un palo pero tampoco un lavarropas, él para completar su fantasía, pidió que la chica sea morocha, asi podría tener una rubia y una morocha juntas. Antes del encuentro, nos dimos mucho sexo pensando e imaginando el momento. Una vez que decimos y elegimos, la llamamos y arreglamos una cita. Ella era morocha, cuerpo bien definido, buen lomo (tetas operadas por supuesto) y en la foto se veía hermosísima, sin detalles. La tarde previa al encuentro fue todo nerviosismo, yo que no quería quedar atrás en la belleza, me produje toda, me depile entera, me pase crema y fui a la peluquería. Me compre un nuevo conjunto de ropa interior. Quería que ella se enamore de mi y no de él, que él para ella solo fuera un objeto sexual. Él no sabia que hacer, los hombres son mas desprolijos en ese sentido, aunque lo obligue a depilarse toda la zona genital. Mientras nos dirigíamos al encuentro, en cada semáforo nos mirábamos con esa cara de miedo que le conozco y sin decirnos nada, continuábamos la marcha. Ambos sabíamos que estábamos cruzando una línea, pero era lo que ambos habíamos decidido. Al llegar a destino, tocamos timbre y por el portero nos atendió ella. Era un departamento impecable en el piso 16, un gran living con dos sillones blancos y una mesita ratona en el ingreso y más atrás, la habitación, con un gran ventanal, sin cortinas que da a la ciudad. Nos invito un café primero y al captar nuestro nerviosismo, nos invito un daiquiri de durazno que había preparado. Nos comento luego, que siempre pasa lo mismo con los que se inician, que siempre se ponen nerviosos, tartamudean o responden con un si-no. La chica toda la onda tenia, sabia lo que hacia. Para romper un poco el hielo prendió la tele en un canal de musica con el volumen bien fuerte y empezó a bailar e imitar las coreografías. Después me invito a mi a bailar y a seguirla en sus coreo. Nos empezamos a soltar y para entonces, el alcohol empezó a hacer un poco de efecto. Llegado un momento, lo agarro a mi marido de la mano y lo trajo a bailar. Él, estaba sentado, petrificado mirando como intentábamos llevar un paso en forma coordinada. Los tres empezamos a movernos y bailar y ella empezó a tocarme la cola, besarme el cuello, acariciarme y él se empezó a poner como loco, también quería participar. Ella lo freno, lo tiro al sillón y le dijo que primero estaban las damas, por lo que me agarro de ambos cachetes de la cara y me estampo un beso en la boca terrible, no me lo esperaba, fue todo muy rápido. Mi primera reacción fue sacarla, pero quedo solo en eso. En un momento, me encontré transando mal con la chica y mientras mi marido miraba, nos fuimos desvistiendo lentamente a los besos. Ella sabia lo que hacia, llevaba la iniciativa, yo la seguía, me gustaba.
All participants are at least 18 years of age.